Quantic Dream se ha hecho un nombre durante la última década con las aventuras narrativas, un subgénero en el que las historias y la manera de contar e influir- los acontecimientos a veces son más importantes que el gameplay. Ahora que forman parte de la familia NetEase buscan crear aventuras más clásicas con Star Wars Eclipse, pero no deja de ser lógico que uno de sus primeros títulos que publican con el sello Spotlight sea Under the Waves de Parallel Studio, un juego que basa gran parte de su atractivo en el argumento y algunas escenas contemplativas.
La soledad como cura para superar un trauma
El mundo acuático ha sido protagonista de varios títulos de éxito, como el reciente Dave the Diver, el excelente Dredge, el juego zen Abzu o la saga Subnautica. ¿Y cuál es el próximo juego de The Chinese Room? Still Wakes the Deep, un juego narrativo de terror con temática marina. No obstante, aunque la ambientación de Under the Waves pueda ser similar a alguno de estos juegos, la idea de Parallel Studio se parece más y lo ha admitido el propio equipo- a Firewatch, trasladando ese desarrollo a un entorno como el de Abyss, la película de James Cameron.
De hecho, esta comparativa es muy acertada y saltará a la vista para quienes disfrutaron del juego de Campo Santo. En Under the Waves, que transcurre en una versión un poco alternativa de los años 70, el buzo profesional Stan se recluye en una base submarina en las profundidades del Mar del Norte.
Sabemos que está pasando una situación complicada y elige un destino en el que pasará una temporada con una soledad abrumadora, parecido a lo visto en Moon de Duncan Jones curiosamente, Moon es el nombre de nuestro pequeño submarino-. Inicialmente los detalles de su pasado son un poco vagos, pero en esencia esta es la situación: vamos a perder el contacto con el exterior, y pronto empezaremos a ver cosas extrañas que indican que sus problemas han llegado también a este lugar.Venir de Tragamonedas Gratis Online
Este aislamiento no es total porque de vez en cuando contactaremos por radio con otros personajes, sobre todo con un compañero que nos dará las instrucciones del trabajo. Evidentemente esto no es un retiro de placer: vamos a trabajar en distintas tareas del día a día, unas programadas y otras que surgen de imprevistos. De ahí las similitudes con Firewatch, que nos propia cuidar un bosque y participar en algunos misterios. Y en Under the Waves claro que también veremos algunos giros inesperados, pero esto es preferible que lo descubráis vosotros mismos.
Como es habitual en estos casos, es preferible que no contemos mucho más del argumento y sus giros, pero sí podemos aclarar que no estamos ante un walking simulator como el reciente Fort Solis. De hecho, hay más gameplay que en Firewatch o los juegos habituales de Quantic Dream. Es una aventura ligera con toques de supervivencia y exploración, nunca tan agobiante como para que lo consideremos un Subnautica en tercera persona, pero sí nos dará más libertad y contenido opcional del que solemos encontrar en una aventura narrativa.
Una manera de explicar en qué consiste es hablar de las tareas de un día cualquiera. Stan se levanta y debe investigar alguna misión rutinaria que recibe en la pantalla. Quizás falle un dispositivo en unas instalaciones cercanas, la corriente hace peligrar los anclajes de la base y se necesita una reparación, o un cargamento se ha hundido y debemos analizar la carga de los contenedores. Hay muchos puntos del fondo submarino que requieren nuestra presencia, así que poco a poco iremos explorando este mapa, las cuevas y naufragios por obligación o mera curiosidad.
Esta exploración se puede hacer con el traje de buzo o un vehículo excepto en los casos que su tamaño lo haga imposible-. Pero no todo sale gratis, y aquí es donde Under the Waves empieza a integrar sistemas de obtención de recursos y gestión de oxígeno o energía. La desarrolladora ha colaborado con Surfrider Foundation Europe, una organización que quiere concienciar sobre el cuidado de los océanos, y hay un claro mensaje sobre la protección del medio ambiente que se traduce en la importancia de recoger los desechos plásticos y metales de la zona. Ya no porque sea bueno para el mar sino porque estos recursos tienen utilidad una vez reciclados. Por ejemplo, el plástico es uno de los ingredientes para crear cargas de oxígeno que nos den más tiempo bajo el agua; una vez se consume, Stan lanza la botella al mar pero puedes recuperarla inmediatamente para darle un uso después.
Por supuesto, tener esta zona semiabierta para explorar nos permite hacer más de lo que estrictamente es necesario para superar el día. Puedes salir a recoger algas, aprovechar el sónar para encontrar residuos o planos que nos permitan crear nuevas herramientas. Si te gusta este tipo de ambientación podrás perder horas sin progresar en la historia principal, tomando fotografías, limpiando el fondo marino o interactuando con una foca juguetona; en ese sentido, la duración es muy variable un mínimo de 8 horas, el doble si cumplimos con tareas opcionales-, rompe con la linealidad típica de otros juegos narrativos.
Y así, muchas otras ayudas para el equipamiento o la mejora del vehículo que revierten en explorar con menos presión dentro de lo que cabe. Este gameplay bajo el agua es lento por naturaleza y el control razonablemente bueno, aunque el desplazamiento en 3D con la urgencia de no agotar la bombona lo aleja un poco de la experiencia zen. Este es uno de los aspectos que nos crea alguna duda sobre el desarrollo, y es que estas mecánicas lo hacen más interactivo que una aventura narrativa estándar, pero a la vez, se puede correr el riesgo de añadir “demasiada complejidad” a un título que distribuye la historia principalmente en las noches de Stan.
Hay misiones con un objetivo marcado claro, mientras que otras nos obligarán a dar algún rodeo o resolver el problema por nuestra cuenta nunca demasiado apartado de la zona a investigar-. Si tenemos que pronunciarnos, preferimos el exceso de jugabilidad al defecto que planteaba Fort Solis, pero sabemos que no todos estarán contentos con las tareas de recadero como disculpa para su emotiva historia. No nos ha gustado que el mapa no marque los planos ya conseguidos y el diseño tiene algún otro detalle para corregir, pero preferimos valorar positivamente a Under the Waves por aquello en lo que trata de dejar huella: su historia y la manera de contarla.
Un mundo submarino imponente
El protagonista de Under the Waves es de aspecto cartoon y puede desentonar un poco con el ligero realismo del mundo submarino. La crítica va más por su falta de expresividad, que en este tipo de historias se hace algo más o menos importante, pero el juego es vistoso y tiene ese tipo de ambientación casi mágica de los juegos bajo el mar, con visibilidad baja, efectos de distorsión, luces y siluetas de ballenas. Además ese mundo retrofuturista hace que nuestra minúscula base sea confortable y un lugar seguro dentro de la inmensidad del océano.
Llega con voces en inglés con una nula sincronización labial- y textos en español, y una banda sonora de Nicolas Bredin que ambienta estupendamente sin ganar más protagonismo del que debe; la mayor parte del tiempo escucharemos los relajantes sonidos del mar o el motor de nuestro vehículo.
Conclusiones
La narrativa tiene un gran papel en Under the Waves, pero aconsejamos no confundirlo con otros juegos de características similares. Aquí sí hay una aventura de exploración que está siempre al servicio de la historia, y aunque no destaque especialmente en su gameplay, lo hace más variado que una película interactiva. Podríamos decir que los mensajes ecologistas a veces se explican de manera un tanto burda, que hay diálogos poco naturales y falta un pequeño pulido en el siempre complicado control submarino, pero el mensaje, su atmósfera, melodías y protagonista van a calar mucho más que la recogida de basura, y es ahí donde este juego cumple con las expectativas. Sin duda, el proyecto de Parallel Studio pone un buen listón para el sello de Quantic Dream.
Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código que nos ha proporcionado Ziran Comunicación.